Una Coronación Canónica de una sagrada imagen es una ceremonia por la cual la Santa Sede concede un privilegio a determinadas imágenes marianas que destacan por la veneración y devoción que sus fieles le profesan. El acto consiste en la imposición de la corona, bendecida por el obispo o ordinario de la diócesis, como signo de la realeza de María, su victoria y dominio sobre los cristianos.
Fue el nacimiento de ésta celebración las imposiciones de corona que el religioso capuchino Girolamo Paulucci de Calbobi de Flori (1552-1620) realizaba sobre las imágenes marianas más veneradas de la diócesis. Para dar forma a la liturgia, S.S. Pío XII instituyó la memoria del Reinado de María en 1954, reflejado en ésta Encílica "AD COELI REGINAM".
Podemos ver varios tipos de coronaciones:
Pontificia: es concebida por el pontífice (en España sólo hay dos coronadas por el pontífice: La Virgen de los Milagros (Palos de la Frontera, Huelva) por el Santo Papa Juan Pablo II en 1993, y en 1948 la Virgen de la Peana (Borja, Zaragoza) por el Santo Papa Pío XII.
Diocesana: es concebida por el ordinario de cada diócesis. Bajo la potestad del pontífice, cualquier obispo puede otorgar una coronación a una imagen mariana.
Litúrgica: puede ser llevada a cabo por cualquier eclesiástico, sin permiso alguno, y puede elevarse a diocesana si se solicita. Normalmente todas las imágenes o la mayoría tienen o han tenido ésta.
Son en Sevilla muchas las vírgenes coronadas, tanto dolorosas como de glorias, siendo la primera de ellas, la Virgen de los Reyes, Patrona de la Archidiócesis de Sevilla, en 1904 por el Arzobispo de Toledo y Primado de España, Cardenal Ciriaco María Sancha, siendo la única imagen no coronada por un Arzobispo de Sevilla y sin tener padrinos como es habitual.
Las coronaciones canónicas son muy habituales en los pueblos, por la veneración y devoción a las imágenes marianas patronas de la localidad. Además la devoción gira en torno a imágenes de las ciudades y barrios.
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